viernes, 20 de mayo de 2011

PRESTACIONES SOCIALES

Porque me lo han pedido quiero responder.
Desde antes del 98, era progresista el defender lo que se llamaba el Salario Social. Se había ido fortaleciendo el Estado del Bienestar y con ello las prestaciones a los desfavorecidos. Eran épocas dónde la inmigración extranjera, aun existiendo, era un fenómeno relativamente pequeño, y señalo esto porque Vitoria ya había vivido la realidad de una importante llegada de gente del resto del Estado Español años atrás cuando al calor de la puesta en marcha de grandes empresas, habían recalado en Vitoria incluso casi pueblos enteros (es famoso el caso de Brozas, Extremadura, que casi por completo se trasladó aquí).
EL Salario social, se convirtió después en Renta Básica y hoy llamamos Renta de Garantía de Ingresos. Y, lo más triste, pasamos de defenderlo con orgullo a callarnos o a decirlo en voz baja. ¿Por qué? Por temor a que nos acusen de estar ayudando a los “putos moros”, a los “putos negros”, a los “putos latinoamericanos”… en detrimento de la población autóctona. Hemos pretendido trabajar por la integración y hemos provocado el rechazo de personas no predispuestas a hacerlo. Esta es la realidad.
Las leyes que tenemos en materia social, no están hechas pensando en ayudar con prestaciones económicas a los inmigrantes en detrimento de los de aquí, no son leyes para apoyar a los extranjeros sino para toda la ciudadanía, sin embargo la afluencia de extranjeros, combinada con la crisis, ha favorecido que se traslade la idea de que se ayuda más al de afuera que al español nacido aquí (y señalo esto porque muchos extranjero han ido obteniendo la ciudadanía y aunque los veamos negros como el carbón, su DNI y su pasaporte dice que son españoles) y eso no es cierto en la filosofía de las prestaciones pero en ocasiones en la realidad, las leyes provocan una lectura encorsetada que no se traduce en equidad, sino en situaciones injustificadamente injustas.
A nivel político se ha luchado para que dichas prestaciones fueran dignas y se ha logrado, pero se da la paradoja de que en el mercado laboral se ha ido produciendo un retroceso y la crisis ha conllevado la llegada de los sueldos basura. En conclusión, es real que se pueden lograr mayores ingresos procedentes de las ayudas sociales que del trabajo. Este hecho, este desequilibrio, es lo que más gasolina echa al fuego. Con esta situación nadie está de acuerdo.
Las ayudas sociales pretenden ayudar en un momento de falta de ingresos, a transitar por el camino de la integración sociolaboral, el objetivo es que las personas a las cuales se les ayuda, puedan integrarse en el sistema laboral y ser autónomas de los Servicios Sociales. Pero si estas ayudas superan ingresos a los reales del trabajo, se convierten en una disfunción para el sistema social.
El problema no está en la cuantía de las prestaciones, sino en la cuantía de los sueldos, en el retroceso escandaloso de los mismos que provoca que en muchos casos se obtenga más dinero sin trabajar que haciéndolo y por lo tanto uno se quede “enganchado” a los Servicios Sociales.
Por otro lado, a todo usuario o usuaria de S.S. se le exige el estar apuntado al INEM, el no rechazar ninguna oferta de trabajo,… pero también es cierto que el nivel formativo-laboral de muchos de los inmigrantes extranjeros y también de los nacidos aquí, que acuden a los Servicio Sociales, es tan bajo que con esa cualificación es imposible insertarlos en ninguna faceta de nuestro mundo laboral.
Personas que vienen sin conocer nuestro idioma, pero siendo incluso analfabetas del propio, porque no saben leer ni escribir. Mujeres con una media de tres hijos aún menores, que han llegado aquí tras una reagrupación familiar y que luego se han separado por maltrato o les ha abandonado el marido. Jóvenes que no han completado estudios básicos aquí, y jóvenes que tampoco lo hicieron en su país de origen. Personas mayores del resto del Estado y de fuera de él, que han venido tras de sus hijos y que no tienen ninguna posibilidad de incorporarse al mundo laboral por falta de formación y por edad (más de 50 años). Mujeres que se han visto obligadas voluntaria o involuntariamente a ejercer la prostitución. Personas de etnia gitana sin formación, que llevan décadas apalancadas en los Servicios Sociales.
¿Qué hacemos con esta población?
Hay muchas situaciones más, en las cuales por ejemplo, el mero hecho de llegar a los Servicios Sociales sin trabajo o con un trabajo a media jornada, determina que se tenga derecho a todo o no se tenga derecho a nada, o las prestaciones por emancipación sin tener en cuenta nada más, provocan que cualquiera proceda de la clase social que proceda pueda disponer de una ayuda. Eso no puede seguir siendo asi.
Es imprescindible reformar la ley y los decretos subsiguientes, es necesario revisar el ámbito de los convenios de inserción, de los estímulos al empleo, de los complementos de vivienda, es importante planificar una formación laboral realista y adaptada, es imprescindible reflexionar sobre la posibilidad de ajustar determinadas ayudas a trabajos específicos a la comunidad para dignificar así la recepción de prestaciones y por supuesto es imprescindible revisarlos conjuntamente con los niveles retributivos reales de nuestra sociedad.
Hay que reflexionar buscando para ello a las personas mas adecuadas, aquellas implicadas directamente en la situación: Profesionales de los Servicios Sociales, Organizaciones que apoyan a gente sin recursos como Cáritas o Berakah, e incluso usuarios y usuarias. Hay que hacer una reflexión pero no con las direcciones de servicio, ni con “técnicos especialistas externos”.
Seguir por el camino por el que transitamos actualmente es un error, crea malos rollos algunos de los cuales están más que justificados y nos llevan a rupturas sociales importantes. Hay formas de cambiar esto, de poder seguir ayudando a quien lo necesita sin agredir a quien tiene un trabajo precario, de buscar la equidad y la dignificación de la persona.


PD- Espero Arantza, que mi respuesta te haya servido, aunque evidentemente es preciso hacer una reflexión más profunda.


1 comentario:

Maria dijo...

Pues si, lo has explicado bastante bien, esa es la realidad pura y dura, hay mucha gente que se queda unicamente en la idea que los immigrantes vienen a por las subvenciones y ayudas ó que esas ayudas sociales ayudan a crear vagos ...y esto se dice incluso dentro de los Servicios Sociales por parte de personas que deberían estar mas sensibilizadas digamos, pero luego no reparan en que muchos de esos inmigrantes ya han tenido que estar un año consecutivo en el servicio publico de empleo sin cobrar nada para poder recibir los 426 euros exactamente igual que los españoles porque no creo que las condiciones para obtener la ayuda sean mejores para los inmigrantes ó tampoco se dan por enterados muchos de que los inmigrantes cogen los trabajos que no queremos los de aquí..., ó como me dijeron a mi el otro dia por parte de Trabajadoras Sociales de la misma Diputación en el ejercicio de mi labor profesional "es que las señoras no quieren dar trabajo en sus casas a las mujeres marroquíes" y mientras a los hombres marroquies les exigen sin tener un duro ir a Marruecos ó a su pais de origen en cualquier caso a buscar documentación para la Ayuda, entonces ¿como podemos tener tanta jeta de decir que sólo vienen a por las subvenciones si hacen los trabajos que nosotros no queremos y si en muchos trabajos ni siquiera les aceptan por ser del país que son?. Desgraciadamente las Ayudas están mal gestionadas porque se pierden ademas en muchos vericuetos burocraticos y eso ya lo estoy empezando a corroborar personalmente en mi trabajo, pero el Racismo y la Xenofobia tambien hacen muchos estragos y no digamos ya cuando vienen de paises musulmanes... Habría tanto que cambiar, pero tanto...y los que quisieramos cambiarlo no estamos en posición de poder hacerlo.
Un Abrazo